En general, no pensamos en los animales como delincuentes. Carecen de intención criminal, tiene muy poco sentido acusarlos y nunca podrían lograr un atraco realmente, todo lo cual los hace inadecuados para la noción de criminalidad. Sin embargo, como descubrió un residente de Utah, las mascotas son más que capaces de llevarnos al lado equivocado de la ley.
[post_page_title]Kate y Milo[/post_page_title]
Kate Anderson vivía en la ciudad de Murray, Utah, Estado Unidos, con su gato Milo y los dos parecían estar bien. El minino siempre había tenido buen comportamiento y ella no podía imaginar que alguien lo considerara una amenaza o un motivo de preocupación.
Pero pronto descubriría que no todos compartían esa opinión.

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