[post_page_title]Y Si De Respirar Hablamos…[/post_page_title]
No fue sólo con Kensington que Meghan tuvo problemas. Otros edificios frecuentados por la realeza también fueron blanco de las críticas de la duquesa. Previo a su boda, que se realizó en la histórica Capilla de San Jorge, Meghan afirmó que la misma olía mal, como “a rancio”.
La entonces futura princesa solicitó a los organizadores de la boda que colocaran aromatizadores con fragancias frescas para anular el olor de la capilla. Finalmente, su solicitud fue rechazada por la gente del Palacio, dado que no querían alterar la belleza auténtica de San Jorge con aparatos modernos.

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